El pasado 27 de septiembre el centro de vuelos espaciales Kennedy recibió el depósito de combustible para la misión STS-134. Este es el último tanque que se fabricará, así que la planta donde se construyen ha cerrado y 800 de sus trabajadores han sido despedidos.
La entrega de este tanque supone el cese de la actividad en la planta de Lockheed Martin en Michou, donde se han construido los 136 tanques de combustible utilizados por las lanzaderas. El cese de actividad de esta planta supone el despido de 800 trabajadores y la recolocación de otros 600 en el programa Constellation, programa cuya continuidad pende de un hilo.
Manipulación del tanque de combustible en el Kennedy Space Center
En estos momentos quedan tres misiones de la lanzadera espacial, la STS-133 (lanzadera Discovery), que despegará el 1 de noviembre de este año, la STS-134 (lanzadera Endeavour), programada para el 27 de febrero del 2011, y la STS-135 (lanzadera Atlantis), programada para el 28 de junio del 2011. Las tres misiones tienen como destino la Estación Espacial Internacional y serán los vuelos finales de cada una de las tres lanzaderas que quedan en servicio.
La STS-135 se puede considerar un bonus; sobre el papel, la última misión de la Atlantis fue la STS-132, el 14 de mayo del 2010. Sin embargo, los protocolos de seguridad exigían que la misión STS-134 contara con una misión de rescate, que en este caso sería la STS-335. Estas misiones consisten en disponer de una lanzadera en la rampa de lanzamiento, lista para despegar si la misión principal sufre algún problema que le impide regresar a la Tierra.
Puesto que la misión STS-335 implicaba preparar el Atlantis para volar, con lo que hacerla volar realmente no suponía ningún sobrecoste abrumador; en estas condiciones, fue fácil convencer al gobierno para que aprobara esta misión extra. Eso si, la misión STS-135 solo se realizará si la misión STS-335 no tiene que ejecutarse, es decir, si la misión STS-134 se completa con éxito.
FUENTE: Business Week.
